Ya es mucho tiempo el que he decidido estar soltera, y es muy común que la pregunta de…”¿Por qué aun sigues sin novio?” me persiga continuamente, y mis respuestas siempre son las mismas, “no tengo tiempo para mantener una relación”, “no ha llegado el indicado”, y cosas similares que siempre salen de manera espontanea como escudo protector, sin embargo no son del todo ciertas.
Si aún no he podido retomar mi vida amorosa, es porque a un poco más de un año de terminar con la anterior, me di cuenta que estar por estar, no es sano, que eso es lo que daña, lo que destruye, lo que hiere.
Después de casi dos años de relación con mi ex, un día simplemente me levante con un hueco en el alma, fui a su casa, y le dije que era mejor terminar, sinceramente no tenía una razón “lógica” para el truene, me hizo mil preguntas para tratar de entender, entre ellas, me preguntó que si había alguien más, a lo que muy segura y convincente dije que no, en realidad no lo había, otra dura pregunta fue que si ya no lo amaba, tampoco fue lo correcto, se que lo amaba, entonces solo puede contestar… “es mejor terminar porque ya no estoy enamorada… TE AMO… pero no estoy enamorada”. Y solo me fui.
Al principio ni siquiera para mi resultó una buena respuesta pero analizando la situación, es justamente lo que pasó.
Estoy segura que amaba a mi ex, pues lo apoyaba en todo y él igual, siempre estábamos cuando nos necesitábamos, éramos una pareja incondicional, para todo. Sé que sí era amor, pues siempre me sentía tibia y reconfortada en sus brazos, era amor, pues nos respetábamos ante todo y ante todos, jamás hubo un grito fuerte, teníamos peleas, sí, pero jamás al grado de herirnos, gritarnos, y faltarnos al respeto, eso es amor. Y sobre todo, se que lo amaba pues siempre hubo confianza entre nosotros.
Pero aquí viene la gran, la enorme diferencia de amar y estar enamorada.
Cuando estas enamorada, te apasiona lo mismo que a él, no solo lo apoyas, lo admiras, lo alientas a seguir y romper sus barreras que no o dejan crecer en lo que le encanta hacer, te apasiona tanto él, que su entorno lo haces propio, te haces especialista de sus gustos y perfeccionista en sus debilidades.
Cuando estás enamorada, su abrazo no solo te pone tibia y te reconforta el alma, su abrazo, o una simple mirada, te hace sentir las piernas de gelatina, cuando lo ves, sientes que en tu interior hay miles de hadas que brincan y gritan entusiasmadas porque estás con él.
Estar enamorada es saborear ese beso de despedida, como si fuera el último, añorar que o se vaya, que se quede contigo, estar enamorada es darle alas para volar pero forjar las fuertes raíces que siempre lo harán regresar.
Para muchos amar es suficiente, pues así sobrellevan “felices” la relación, pero para mí no, para mí no es suficiente solo amar, quiero estar enamorada cada día de mi vida, y eso es algo que no se puede ocultar ni postergar.
Amo a mis padres, amo a mis amigos y sé que amaré a mi novio, pero para ese que será el amor de mi vida, no solo quiero amarlo, quiero enamorarlo cada día y sentirme enamorada por el resto de mis días. Si no tengo novio aún, es porque no ha llegado ese ser que me haga sentirme enamorada.
Autor: Fabiola P