Se podría decir que aún en la generación pasada, los éxitos personales de la juventud, se media en la obtención de bienes, como casa propia y automóvil, sin embargo la cosa ya ha cambiado y bastante.
Actualmente, la generación denominada como generación Y (menos de 30-35 años) han cambiado esta manera de ver la vida, pues se saben muy conscientes de los fuertes cambios económicos a los que está sujeto el país, por lo que les da miedo a tomar créditos de cantidades tan considerables como lo sería una casa o un auto, ya no hacen compras caras, “sin contar en tecnología como los iPhone claro”.
Lo cierto es que a los jóvenes ya no les interesa este tipo de status, lo han modificado por completo, los valores y creencias no se parecen ni un poco a la de los padres, y ellos han decidido invertir en viajes y experiencias, le han dado un nuevo valor a la expresión de éxito, con aventuras.
En Estados Unidos, se les ha nombrado como la generación del Arrendamiento, evitan cualquier gasto fijo incluso rentan muebles para que nada los detenga en la meta que se forjan de conocer el mundo varias veces.
Han cambiado el gozo por tener un auto propio, por el de trasladarse en taxi, que según ellos, es un auto personal, con chofer y en realidad no sale más caro que mantener un coche, por eso del mantenimiento el caro combustible y esas cosas.
En cuestión de vivienda, la idea es que no es necesario tener una gran deuda por algunos años para tener ese bello hogar para descansar, si en lugar pudieras pagar una moderada renta, y en cualquier parte del mundo.
El reconocido crítico James Gamblin explica este fenómeno, como una típica representación social, es decir la gente ya no quiere escuchar historias de en donde compró su casa para comenzar a forjar su patrimonio, si no , les es más interesante el saber que tal pasaron su fin de semana y en dónde. Según serios estudios psicológicos, antes se podía comprar la felicidad con la adquisición de bienes materiales, ahora se es más feliz cuando se atesoran, comparten y adquieren experiencias que reconfortan el espíritu, los viajes y las aventuras dan más confort que un hogar y un auto.
Hablando con algunas personas, que están dentro de esta generación “Y” también llamada la del arrendamiento, dicen que mientras más bienes materiales tienes, sobre todo cuando son muy caros, la preocupación y el estrés crece, en lugar de disminuir, por ejemplo, cuando se tiene el coche, cada alarma te hace saltar pensando que es el tuyo, que algo le pasa, y que perderás lo que tienes, igual en una casa, cuando la obtienes, ahora hay que dotarla de electrodomésticos para vivir en ella.
Por el contrario, cuando uno gasta lo que tiene, en viajes y vivencias, siempre quedará esa satisfacción personal de decir, “lo bailado, comido y conocido…. QUIEN ME LO QUITA”.
Según esto, viajar es vivir más pleno, más sano, más contento, ¿Tú qué crees?
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