Desde que el pontífice argentino Mario Bergoglio, mejor conocido por todos como el Papa Francisco I, tomo su silla en el vaticano y es el líder principal de la religión católica, ha desencadenado mucha polémica por sus fuertes declaraciones que llaman la atención de manera positiva en creyentes y ateos.
Por ejemplo, en una ocasión, en uno de sus sermones, dio a entender que los ateos también llegaran al cielo, sus palabras fueron las siguientes… “Tenemos que encontrarnos haciendo el bien, -Pero yo no creo, Padre, ¡soy ateo!’. -Pero haz el bien: nos encontraremos allá”. Con esto da a entender que creas no, vamos para donde mismo ¿no?
Así como ésta, ha tocado temas sumamente polémicos que de manera general, se lleva las palmas vítores de propios y extraños, ha hablado en favor de las madres solteras, incluso de los homosexuales, afirmando que hay un LOBBY GAY en el vaticano, al respecto no sabemos exactamente a que hizo referencia, pero lo dijo.
En esta ocasión la ira se desató en el vaticano, cuando el Papa Francisco, rechazó de manera inminente el cobro de los sacerdotes por otorgar los sacramentos, que son obligados por la iglesia, es decir, penalizó los cobros por realizar bautizo, confirmaciones, primeras comuniones, matrimonios, etcétera.
El pontífice, dijo que…“Jesucristo expulsó a los mercaderes del templo por querer convertir la casa de oración en una cueva de ladrones”. Asegura que dios jampas y bajo ninguna circunstancia perdonará a un sacerdote avaro y a uno que trate mal a sus feligreses.
Esta declaración una vez más hizo que se ganara los aplausos de los que se enteraron, les abrió la mente y les hizo pensar que toda la vida les han estado cobrando por recibir la enseñanza que su todo poderoso dejo como legado en el mundo. Creo que al vaticano no le hizo la misma gracia.
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