El modo de vida de Japón puede resultarnos un tanto raro a los que vivimos en países occidentales, pues sus costumbres pueden no parecerse mucho a las nuestras. Sin embargo, hay cuestiones en las que Japón es un ejemplo de valores, respeto, educación y humildad para el mundo.
Hoy te vamos a mostrar cómo funcionan las cosas en las escuelas japonesas a la hora de comer. Te aseguramos que quedarás bastante sorprendido.
Para ellos, los 45 minutos de la comida son una actividad educativa más, tal como lo son las matemáticas o la lectura.
La escuela tiene un terreno donde los mismos alumnos cultivan muchos de sus alimentos.
Hay cinco cocineros que dedican 3 horas a preparar la comida para los 680 alumnos que tiene esta escuela.
La comida se separa y se etiqueta con el número de cada clase.
Los niños interrumpen clases a las 12:45, agradecen a su maestro por enseñarles y comienzan los 45 minutos de la comida.
Los niños deben traer de su casa su propio mantel, unos palillos, una taza, servilleta y el cepillo de dientes.
Los alumnos a los que les toca servir la comida deben llevar obligatoriamente gorros (para evitar que caigan cabellos en la comida), mascarillas y una bata para no mancharse, además de que deben lavarse muy bien las manos.
También se deben limpiar cuidadosamente las mesas donde se pondrán los alimentos. Se evita que los niños enfermos se dediquen a repartir comida, por higiene.
Van por la comida ordenadamente y la llevan a la clase. Desde luego, deben agradecer a los cocineros por haberles preparado su comida del día.
Cuando han terminado de servir, se dice en voz alta lo que ha sobrado y ya pueden ponerse todos a comer.
El profesor también se sienta a comer con sus alumnos y agradece igualmente a los que le han servido la comida.
Al terminar de comer, los niños recogen todo muy bien. Si alguien quiere repetir, se sortea lo sobrante.
Las cajas de cartón se reciclan, se limpian muy bien y se dejan secar para usarse al día siguiente.
Se devuelven los platos a la cocina, en donde se limpian muy bien para usarse de nuevo al otro día.
Por último, viene la hora O-soji (que en realidad son 20 minutos) que se dedica a la limpieza del salón para que quede listo para continuar con las clases.
Así, los niños aprenden el valor y el esfuerzo de las cosas, y no ven la comida como sólo un momento más del día, pues aprenden a agradecer y a hacer por ellos mismos las cosas.
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