Un bebé arcoíris, es ese pequeño que llega al mundo después de la pérdida de un bebé anterior.
Investigando sobre el tema, me encontré con un escrito de una madre de un bebé arcoíris que conmovió todo mi interior…
“…Es el entendimiento de que la belleza de un arcoíris no niega la ferocidad de la tormenta. Cuando aparece un arcoíris no significa que la tormenta nunca sucedió o que la familia no está lidiando con su dolor. Lo que significa es que algo hermoso y lleno de luz apareció en medio de la obscuridad de las nubes. Las nubes de tormenta pueden todavía amenaza pero el arcoíris proveé un balance de color, energía y esperanza.…”
Cuando el destino te pone en la fatal posición de perder a un pequeño después de haber ayudado a darle la vida, -la vida no se la das tu pese que nace en y crece en ti, todos tenemos la vida prestada, se quien sea en quien creas, alguien supremo lo puso ahí- sientes que no hay escapatoria, que no hay camino para encontrar y recobrar la sonrisa, es el dolor más fuerte que un ser humano pueda llegar a tener.
Un bebé jamás podrá superar a otro, pero tampoco la sombra de la pérdida de uno hará que se impida querer a otro, la tristeza se queda junto con el recuerdo, pero cuando llega otro bebé, las posibilidades de amar de sonreír y de sanar llegan como abanico de colores en el cielo.
Dicen que los bebés arcoíris, son psíquicos, tienen la capacidad de leer e interpretar los sentimientos de quien los rodea. Son dotados de grandes regalos, que se van desarrollando conforme crecen, posen fuertes personalidades y son reconocidos por ser canalizadores instantáneos, poseen una energía única, misma que da la luz aun estando en la tormenta.
Eres mamá de un bebé así, eres afortunada, cada hijo es una verdadera bendición, pero cundo la fortuna de conocer y tener a un bebé de luz que nos da claridad en el peor momento de la vida y será así por el resto de nuestras vidas.
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