Cuando una mujer crece con un hermano siempre podrá contar con un amigo incondicional, con un cómplice con quien cometer las más temibles travesuras. En todo momento tendrá un protector, alguien que la defienda, un compañero que siempre estará a su lado a pesar del paso del tiempo o de que la distancia los separe.
Cuando una mujer crece con un hermano siempre tendrá motivos para sonreír; siempre habrá alguien que con una broma pueda arrancarle una risa incontenible, incluso en los peores momentos. Alguien que no la juzgue, que la comprenda, que sea su apoyo cuando las cosas no marchen bien.
Cuando una mujer crece con un hermano peleará y discutirá mucho con él, pues así son los hermanos, pero ninguna pelea se comparará con esas divertidas tardes de juegos, esas bromas locales que sólo ellos comprenden y esa conexión entre ambos que nadie puede igualar. En ocasiones es probable que no soportes a tu hermano, pero sencillamente no te imaginas la vida sin él. Puede ser tu enemigo por momentos, pero será tu amigo para toda la vida.
Cuando una mujer crece con un hermano aprende a valorarse y a respetarse a sí misma. Será una mujer que salga a enfrentarse al mundo sin miedos y sin complejos, pues sabe que su hermano siempre estará ahí para protegerla y defenderla cuando haga falta. Con su hermano forma un equipo fuerte y ganador, que nada ni nadie puede derrumbar ni vencer.
Cuando una mujer crece con un hermano tiene un guerrero dispuesto a defenderla de quien le haga daño. Así que, si rompes el corazón de una mujer con un hermano, ten cuidado, porque podrías vértelas con él.
Cuando una mujer crece con un hermano tendrá a alguien que le haga críticas constructivas, siempre con respeto, por lo que ella aprenderá a conocer sus propios defectos, sus virtudes, sus fortalezas y sus debilidades. Sabe que la opinión más sincera es la de su hermano, porque él no tiene que quedar bien con ella a la fuerza ni tiene que fingir.
Cuando una mujer crece con un hermano, o con dos, como en mi caso, siempre tendrá una razón para estar alegre, porque cuenta con la mejor compañía del mundo, con la mejor amistad del mundo y con la mejor protección del mundo. Un hermano le da color a la vida de una mujer, además, le proporciona la experiencia necesaria para enfrentarse al mundo de los hombres sin temores.
Siempre es una fortuna crecer con un hermano, con un hombre de verdad.
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