En los últimos 30 años, las abejas han estado desapareciendo y se desconoce la razón. Para ejemplificar esta problemática, en Estados Unidos había 5 millones de colmenas en el año de 1988. En 2015, sobreviven aproximadamente unos 2,5 millones nada más. Esto es verdaderamente preocupante.
El misterio podría haber sido develado por una investigación liderada por Lars Straub en la Universidad de Berna y publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B.
De acuerdo con Straub y compañía, el problema de la desaparición de estos insectos podría yacer en el uso de los insecticidas con neonicotinoides. Para quien no lo conoce, este es el pesticida más usado en el mundo. ¿Cómo daña a las abejas? Pues bien, funcionaría como un anticonceptivo para los machos (zánganos), reduciéndoles aproximadamente en un 40 % el esperma viable, además de acortarles la vida hasta en un tercio.
En el estudio, los investigadores expusieron a las abejas a distintos niveles de neonicotinoides, tiametoxam y clotianidina, para posteriormente revisar su semen. El equipo observó que los zánganos que habían estado en contacto con estos pesticidas presentaban un 39 % menos de espermatozoides vivos comparados con los que no habían estado expuestos. “Cualquier influencia en la calidad del esperma puede tener profundas consecuencias para el estado físico de la reina, así como para toda la colonia”, afirmó Straub.
Cabe destacar algo muy importante. Los zánganos alcanzan su madurez sexual a los 14 días (es decir, sólo a esa edad son capaces de fecundar). Sin embargo, los zánganos que fueron expuestos al insecticida habían muerto para entonces, en comparación con el grupo de control que no fue expuesto a la sustancia. “Esto podría tener consecuencias graves para las colonias, así como reducir la variación genética dentro de las poblaciones de abejas en general”, explican los investigadores.
Straub y compañía, quienes desde hace años se han venido preocupando por la disminución de la población de abejas en todo el mundo, hacen un llamado a seguir estudiando el fenómeno, y concluyen lo siguiente: «Por primera vez hemos demostrado que los insecticidas neonicotinoides empleados con frecuencia pueden provocan importantes efectos letales en los machos, y esto puede tener amplias implicaciones a nivel de población”.
Por el bien del equilibrio ambiental, esperemos que las autoridades alimentarias a nivel mundial tomen cartas en el asunto, pues de desaparecer las abejas en el planeta, las consecuencias serían devastadoras para la cadena trófica.