Claudia es una chica como cualquiera. Estudia ciencias de la comunicación por las mañanas, le gusta leer, por las tardes asiste a clases de violín y más tarde va al gimnasio, porque le gusta mantenerse en forma. Tiene 25 años y tiene un novio, Julián, con quien se la lleva muy bien, se entiende fenomenalmente y se quieren mucho. Sí, Claudia es como cualquier otra chica, salvo por un pequeño detalle, digamos, una peculiaridad: solamente se excita si la cama está llena de hojas de lechuga. Y cuando digo solamente es solamente, ella no puede mantener relaciones sexuales si la lechuga no está rozando su piel a cada instante. Su novio ha aprendido a convivir con sus gustos y dice que la acepta tal y como es.
Claudia es uno de varios casos de dendrofilia, que es la parafilia en la cual el sujeto experimenta placer por medio de los vegetales, las flores, las plantas o, con mayor frecuencia, los árboles. Y ya que hablamos de los árboles, conozcamos el caso de Susana y Óscar, un par de amigos que tienen una relación sexual bastante peculiar: ambos se sienten atraídos sexualmente hacia los árboles. Cada fin de semana se van al bosque a realizar prácticas sexuales que incluyen desnudarse y abrazar árboles mientras el otro los masturba unidos a ellos. “Frotar mi pene contra las hojas de los árboles es algo que no tiene comparación, simplemente es una conexión con la naturaleza que no puedo describir”, dice Óscar. Mientras que Susana afirma: “estar ahí, delante de un árbol, desnuda y abrazarlo mientras me toco o mientras Óscar me toca es una experiencia sublime. Sé que muchos no lo entienden y nos juzgarán de locos, pero no queremos que nos entiendan, queremos que nos dejen ser y nos dejen tranquilos, sólo eso pedimos”.
Hay reportes de hombres que llegan a abrir huecos en los árboles para penetrarlos, mientras que también se ha sabido de mujeres que se penetran con ramas o protuberancias de los troncos. Desde luego, no han sido pocos los que han salido lastimados por estas prácticas. Otros, simplemente se limitan a masturbarse frente a los árboles. La Enciclopedia de Prácticas Sexuales Inusuales afirma que, en algunas antiguas culturas paganas, se acostumbraba eyacular frente a los árboles para rendir tributo a los dioses de la fertilidad y asegurar buenas cosechas y buena suerte. Desde luego, esto no era dendrofilia, sino una práctica sexual ritual-religiosa.
Por otro lado, muchas parejas o personas solas han llegado a utilizar vegetales para sus relaciones sexuales o sus actos de masturbación. Por ejemplo, el sexólogo mexicano Carlos Álvarez nos dice que “el uso del pepino está muy extendido en Occidente como juguete sexual. En la película ‘Cuentos inmorales’, de Valerian Borowczyk, hay una escena muy famosa de masturbación con un pepino de grandes proporciones”. Sin embargo, el uso ocasional de verduras o frutas en las relaciones sexuales no es suficiente para llegar a hablar de una parafilia dendrofílica. Álvarez nos explica que, para que se pueda hablar de dendrofilia “tiene que haber cierta dependencia de la excitación hacia el mundo vegetal. El sujeto no puede excitarse a menos que tenga contacto con árboles, frutas, verduras, flores o plantas”.
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