Los expertos aconsejan no entrar en discusiones ni confrontaciones cuando nos encontramos enojados, porque tarde o temprano terminamos por perder los estribos y quienes quedamos mal somos nosotros. Esto, en realidad, ya lo sabemos, no necesitamos que ningún experto nos lo diga, pero la realidad es que es muy difícil llevarlo a la práctica, pues cuántas veces no hemos visto a personas en una discusión ser llevadas por las emociones y descontrolarse totalmente. Reza un viejo dicho que “el que se enoja pierde”, y es verdad.
Así que aquí te traemos tres razones irrefutables de por qué no debes continuar una discusión si te empieza a ganar la ira o el enojo:
- Piensas que todo el mundo está en tu contra
Dicen los psicólogos que, cuando te encuentras enojado, tiendes a percibir cualquier gesto, palabra o movimiento del lenguaje corporal de tu interlocutor como una manera de ofenderte, aun cuando no sea así. Y esto es porque la ira nos puede llevar a distorsionar la realidad. Así, puede que perdamos el control más fácilmente y llevemos las de perder en la discusión.
- Tu enojo puede ser contagioso
Se han realizado estudios que han comprobado que, en las discusiones, cuando una persona comienza a tener sentimientos de enojo, la otra persona, por más calmada que sea, comenzará a sentirse enojada también si percibe que su interlocutor está perdiendo el control. Es decir, el enojo es altamente contagioso. ¿Te has dado cuenta que, en discusiones acaloradas, cuando uno sube la voz, el otro tiende a subirla más alto, y luego el otro quiere subirla aún más y así, como en competencia por ver quién grita más?
- Se reduce tu capacidad de comprensión
Cuando te encuentras iracundo, tu nivel de raciocinio disminuye, lo que da como resultado que no puedas comprender adecuadamente los puntos de vista de tu interlocutor. Esto te dará una visión parcial y unilateral de las cosas; probablemente tu interlocutor tenga razón en algún punto, pero tú no lo puedes apreciar por tu enojo.
Así que ya lo sabes, lo mejor es que te serenes y continúes la discusión con calma, de otro modo dala por terminada, porque la ira definitivamente es tu peor enemiga a la hora de dialogar, discutir y confrontar a una persona.