Para todas las chicas sin duda resulta bastante molesto pasar delante de una obra negra y escuchar los típicos piropos vulgares de albañiles (maestros y chalanes por igual) sin escrúpulos que, como si no tuvieran madre que los pariera, ofenden a las mujeres con sus groserías. “¡Uy, mamacita!”, “¡qué rico lo mueve!”, “¡mira nomás lo que nos vamos a comer!” son sólo algunas de las frases que suelen utilizar los trabajadores de la construcción al ver pasar a una chica bonita frente a ellos. Y esas son sólo las más suaves. Por respeto a nuestras amigas mujeres, aquí no reproduciré las frases más sucias, viles y deleznables que he escuchado al pasear por las calles de esta gran ciudad.
Y es que la palabrería, el piropo vulgar y las frases indecentes, aunque muchos hombres no lo sepan, constituyen acoso sexual, y de hecho muchas mujeres tampoco lo saben y son víctimas de él a diario al pasar por las calles de la ciudad cuando se dirigen hacia la escuela, a sus trabajos o a sus actividades cotidianas.
Pero esto está a punto de cambiar, al menos en Perú. Sí, así es, pues en aquel país sudamericano, varias empresas constructoras se están uniendo para poner un alto al acoso sexual, y están tratando de educar a sus trabajadores para que respeten a las mujeres que pasan por delante de las obras en las que están laborando. De hecho, una constructora en la ciudad de Lima ha puesto en su lugar de trabajo lo que vendría a ser el primer letrero que prohíbe el acoso sexual en las construcciones:
Entrevistamos a Pepe Luis Gonzaga, patrón de la empresa constructora que se ha unido a esta iniciativa, quien nos comentó lo siguiente: “hemos estado haciendo esfuerzos para que nuestros trabajadores no molesten a las mujeres cuando pasan delante de nuestra área de trabajo. Queremos dejar en claro que en esta empresa creemos en la paz, la tranquilidad, la justicia y la equidad de género, por lo que estamos convencidos de que ningún hombre tiene el derecho de decirles obscenidades a las mujeres cuando estas pasan tranquilamente haciendo sus actividades cotidianas. Es por eso que en esta empresa está terminantemente prohibido acosar a una mujer, y los trabajadores que incurran en la práctica del acoso serán debidamente sancionados, suspendidos o, en su caso, despedidos de su labor”.
De hecho, varias de estas empresas ya están haciendo pequeños espacios en la agenda de los trabajadores e incorporando algunas pláticas sobre ética laboral, en donde se incluyen, desde luego, temas de equidad de género. Manuel Flores Reyes, maestro en ética profesional y uno de los encargados en llevar a la práctica estas pláticas, nos dice: “todo comenzó a raíz de que comenzamos a recibir muchas quejas de mujeres que se organizaron y nos vinieron a decir que ya estaban hartas de tanto acoso por parte de los trabajadores de la construcción. Lo que antes eran sólo silbidos, nos decían, después se fueron convirtiendo en piropos vulgares hasta llegar a descaradas obscenidades”.
Cabe destacar que la ley en Perú ya contempla sanciones por acoso callejero, cuyas multas pueden llegar hasta los 3,950 soles. Pero el hecho de que en las empresas se esté prohibiendo el acoso sexual nos habla de que la iniciativa privada también está poniendo su granito de arena y no está dejando todo en manos del gobierno.