La firma es como la persona que la tiene: única e irrepetible. Si fuiste como yo, seguramente te pasaste días inventando garabatos y letras antes de dar con tu firma definitiva, porque, eso sí, tenía que ser una firma con la que te sintieras realmente a gusto, que tuviera por completo tu toque y tu estilo peculiar. Yo duré cerca de 20 días antes de quedar conforme con una firma, para que veas lo importante que se vuelve esto, y no es para menos, es que firmar es algo que se volverá fundamental en tu vida adulta.
Firmarás de todo, papeles del banco, documentos personales, actas, títulos, cartas, etc. Pero de lo que quizá no somos conscientes es que en cada firma dejamos un rastro, una huella de nuestra personalidad. Sí, porque nuestra firma dice mucho más que la identidad a la que pertenece. Nuestra firma es capaz de decir qué tipo de persona somos.
De hecho, hay toda una disciplina que se encarga del estudio de las firmas y de su relación con la personalidad de los sujetos firmantes. Dicha disciplina lleva por nombre grafología.
Oybek Nadzhimov desarrolló una tabla grafológica que nos permite ver cómo diversos tipos de firmas se relacionan con distintos modelos de personalidad.
Observa la tabla y encuentra tu firma y la de tus amigos, para que constaten si coincide con su tipo de personalidad: