Una cosa es segura: cuando le decimos algo a nuestros hijos, sea lo que sea, siempre lo hacemos con la mejor de las intenciones. Al final de cuentas, queremos lo mejor para ellos, ¿no? Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que todas las palabras que les decimos les resultan en un bien y no las toman a mal o las llegan a malinterpretar?
Porque puede ser que muchas veces les expresamos frases trilladas que creemos que son fórmulas efectivas y bien probadas, cuando en realidad no les benefician para nada, sino que los dañan interiormente y les hacen perder la confianza en sí mismos, su ánimo y curiosidad nata por conocer el mundo que les rodea.
Las siguientes imágenes fueron elaboradas con base en un libro de la psicóloga Valeria Fadeyeva, en el cual explica lo que los niños llegan a interpretar sobre las palabras de sus padres. Fadeyeva nos da algunos tips sobre cómo reemplazar este tipo de frases para que los niños se sientan más en confianza con lo que les decimos y nunca malinterpreten nuestras intenciones.
Échale un vistazo a lo siguiente, seguramente te será de utilidad:
