A lo largo de nuestra vida, vamos creciendo y atravesamos distintas etapas que nos enseñan diferentes cosas y gracias a las cuales adquirimos diversas experiencias, y eso es parte del proceso que se conoce como “maduración”.
Madurar implica muchas cosas, como ser más consciente de sí mismo, preocuparse por los demás de una forma en las que antes no se hacía (es decir, ser menos egoísta que antes), pero, sobre todo, asumir responsabilidades que antes no se tenían.
Y uno pensaría, entonces, que para madurar hay que dejar de ser un niño, ¿verdad?
Pues ahora te traemos una serie de divertidos cómics que te mostrarán que, en muchas ocasiones, la vida de un niño y nuestra vida adulta no son tan diferentes como pudiéramos creer.
La ilustradora Ekaterina Gapanovich elaboró estas 10 imágenes para que nos diéramos cuenta que en realidad no hay mucha diferencia entre el kínder y el trabajo.
¡Vamos a verlas!
Después de comer te dan ganas de dormir
No puedes esperar para consentirte con golosinas
Siempre estás bajo supervisión
A veces quieres llorar y llamar a tu mamá
La hora de la comida es la mejor hora del día
Puedes encontrar a tu mejor amigo
Tienes que aprender algo todo el tiempo
Si te esfuerzas, te reconocen
A veces hay fiestas divertidas
Esperas impacientemente el momento para regresar a casa