No creerás las condiciones que le puso Einstein a su mujer para seguir juntos. ¡Qué difícil es vivir con un genio!

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Hay pequeñas historias que se esconden detrás de los grandes relatos de éxito de personalidades célebres como Albert Einstein. Lo que vas a leer sin duda te cambiará la opinión que tenías de este científico alemán.

Albert Einstein y Mileva Maric se casaron en 1903. Pocos saben que Mileva fue matemática, y que tenía un gran talento para las ciencias exactas, y unas aspiraciones que se vieron truncadas por culpa de su relación con el famoso científico que propuso la teoría de la relatividad.

Albert y Mileva se conocieron cuando cursaban sus estudios universitarios. Mileva era cuatro años mayor que Albert, y cabe destacar que la madre de Einstein nunca estuvo de acuerdo con dicha relación. Ella le llegó a decir a él: “ella es un libro, igual que tú… Pero tú deberías tener una mujer. Cuando tengas treinta años, ella será una vieja bruja”.

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¿Marcarían las palabras de su madre al joven Einstein? Probablemente

Pese a todo, la pareja siguió, tuvieron un hijo que falleció antes de cumplir un año, se casaron en 1903 y todo parecía normal. Posteriormente tienen dos hijos, Hans Albert y Eduard, así que Mileva ve truncada toda posibilidad de seguir con su carrera, porque se tiene que dedicar a sus hijos.

La relación se deteriora paulatinamente. Einstein decide que la familia se mude a Berlin, a lo que Mileva en un principio se opuso. Sin embargo, después de una discusión, decidieron llegar a un acuerdo. Seguirían juntos, pero Einstein puso sus condiciones.

¿Qué condiciones puso el científico para seguir con Mileva?

Las siguientes:

  1. Deberás asegurarte de: mantener mi ropa y la del hogar en buen estado. servirme tres comidas en mi habitación, mantener mi dormitorio y el estudio limpios, y debe quedar claro que mi mesa de trabajo es para mi uso exclusivo.
  2. Renunciarás a cualquier tipo de relación personal conmigo en la medida en que no sean estrictamente necesarias por razones sociales. En concreto, renunciarás a: sentarte en casa junto a mí, pasear o viajar juntos.
  3. Tendrás en cuenta los siguientes puntos: no mantendremos relaciones íntimas, ni me reprocharás nada. Dejarás de hablarme si yo te lo pido. Abandonarás mi dormitorio o estudio inmediatamente, y sin protestar, si te lo pido.
  4. Te comprometerás a no menospreciarme delante de nuestros hijos, ya sea con palabras o hechos.

 

¿Cómo terminó todo? Poco después de su mudanza a Berlín, el 14 de febrero de 1919 se divorciaron. Desde luego, Mileva no soportó tales condiciones.

¿Qué opinas?

¿Sigues viendo igual al genio alemán?