En verdad es muy difícil ser una persona ansiosa. Yo admito que lo soy, y debo reconocer que la vida se vuelve muy complicada, por más que me esfuerce en que todo transcurra con calma y tranquilidad, pues siempre hay una razón para preocuparme.
¿A poco no? Si eres como yo, una persona ansiosa, seguramente me entenderás. Y comprenderás, además, lo molesto que resulta que las demás personas, al vernos nerviosos, nos digan: “hey, cálmate”. A mí me choca.
Con ganas de responderles: “no seas tonto (o algo más fuerte), no me puedo calmar, no se trata de decir: ‘a ver, me voy a tranquilizar y ya, listo’, no seas bruto, no entiendes por lo que estoy pasando”.
Pero bueno, yo soy ansioso pero no grosero, así que prefiero darles el avión o, si estoy de humor, explicarles: “mira, la ansiedad no se quita con un cálmate porque…”.
Por otro lado, una cosa es la ansiedad común de todos los días y otra son los ataques de ansiedad inesperados, ¿no te ha pasado? Por ejemplo, estás por salir de casa y de pronto una sensación de miedo atroz te invade y no hay nada que puedas hacer para pararlo. Es horrible, ¿verdad?
Afortunadamente, al menos en mi caso, los ataques de ansiedad se dan muy raramente. Lo más que sufro es lo de siempre, síntomas como nerviosismo, sudor de manos, temblor general, palpitaciones rápidas, pensamientos fatalistas y cosas así.
A continuación, te presento algunas imágenes con las que seguramente te sentirás identificado si eres una persona ansiosa al igual que yo:
Cuando tu jefe quiere hablar contigo
Cuando te enfermas un poco y buscas tus síntomas en Google
Cuando esperas una llamada desesperadamente
Cuando escuchas un sonido extraño por la noche
Te mueres de miedo por cualquier cosa así…
Cuando no quieres entrar a la tienda si está sola
Temes quedarte sin tu móvil
Te avergüenzan tus deseos
Cuando te pone nervioso hablar con otras personas
Te la pasas imaginando cosas que no existen
Ilustradora: Alena Tsarkova
