Las mujeres, desde que son niñas, se van formando una idea de cuál será su futuro cuando crezcan, y me refiero a lo que les depara el mundo de las relaciones de pareja.
Algunas (y muchos se atreven a decir que son la mayoría), sueñan con casarse, tener un esposo que sea el príncipe azul de sus sueños y tener hijos bellos y saludables, es decir, formar una familia sólida. Ese es el modelo, digamos, tradicional.
Otras, sin embargo, crecen con ideas más independientes. Desde pequeñas se les nota; si uno les pregunta si se van a casar, contestan tajantemente que no, que ellas quieren ser de grandes doctoras, veterinarias, astronautas o hasta estrellas de la música.
Cada mujer es distinta, y no se me malentienda, no quiero dar a entender que un modelo de vida esté mal y otro esté bien, cada camino es válido siempre y cuando te comprometas con él y, sobre todo, con la condición de que te haga feliz.
Estar soltera y estar casada tiene, cada una, sus ventajas y desventajas. La soltería, desde luego, tiene como principal ventaja la libertad e independencia que ofrece, no sólo por lo que puedes hacer y deshacer con tu vida, sino por el desapego emocional que supone.
Estar casada, por su parte, tiene la ventaja de contar siempre con alguien que esté a tu lado para apoyarte, para comprenderte, para darte la mano cuando más lo necesites, para darte su calor y nunca pasar frío.
Como sea, ya sea que estés casada o soltera, seguramente te divertirás con estas imágenes que ilustran
10 DIFERENCIAS ENTRE LAS SOLTERAS Y LAS CASADAS