Aunque no lo aceptes, te encanta controlar a tu pareja, simplemente es algo que te nace desde lo más profundo de tus obsesiones, no puedes dejar de pensar en ella, en su vida y en qué manera puedes manejarla.
Acéptalo, no dejas respirar a tu pareja y eso se está volviendo un problema.
Y estas son algunas señales con las que seguramente te sentirás identificad@:
CONTROLAS SU ROPA
No te gusta que ella se ponga esas minifaldas que enseñan tanto. “¿Qué van a decir los demás, que eres una cualquiera?” Te irrita la idea de pensar que otros hombres puedan desear a tu pareja.
CONTROLAS DÓNDE ESTÁ
Quieres saber exactamente cuál es su ubicación a la hora del día que se te antoje. Incluso has llegado al extremo de pedirle que se reporte contigo cada determinado tiempo para que tú estés a gusto y no te pongas mal.
CONTROLAS CON QUIÉN ESTÁ
Has llegado a decidir con quién se junta, con qué amigos sale, incluso cuándo puede ver a sus familiares. Como que ya es demasiado, ¿no crees?
LE MOLDEAS PARA QUE LA ACEPTEN EN TUS CÍRCULOS
Haces que se comporte como tú quieres de manera que les caiga bien a tus amigos, a tus familiares, a tus compañeros de trabajo, etc.
CONTROLAS SU DINERO
Incluso hasta en sus finanzas personales te metes. Te entrometes en lo que gasta, y si no te gusta algún movimiento de dinero que va a hacer, le presionas para que no lo haga.
CONTROLAS LA VIDA SEXUAL
Tú llevas siempre el mando en lo que se refiere a la sexualidad. Siempre se trata de ti, de tus fantasías y de tu placer, y rara vez piensas en él/ella, en lo que quiere.
CELULAR
En todo momento estás al pendiente de con quién está hablando por celular, con quién se mensajea, quién le mando ese WhatsApp sospechoso.