Hay que aceptarlo, llega el momento en que nuestra relación se desgasta y por más que queramos aferrarnos a ella nos damos cuenta que ya no hay nada que hacer, al menos por nuestra cuenta, pues ya nos hemos hartado de nuestra pareja.
Para una chica no siempre es fácil reconocer que se le ha acabado el amor, pues ellas suelen creer que será él quien se desilusionará antes, pero no es así, las mujeres también se cansan de su pareja.
Seguramente te sentirás identificada con los siguientes puntos si es que ya te hartaste de salir con tu novio:
EL CELULAR
Antes, adorabas que te mandara decenas de mensajes diarios. Hoy, ya no soportas ni que te mande dos o tres al día, pues te da una flojera enorme tener que contestarle y la mayoría de las veces lo haces sólo para no hacerlo sentir mal.
CUANDO LO EMPIEZAS A ABRIR
Antes, te encantaba que te acompañara a todos lados. Lo presumías con tus amigas y con tu familia. Hoy hasta le mientes para que no vaya contigo a los lugares a donde sales.
CUANDO LE EMPIEZAS A DECIR LA VERDAD
Antes, lo acompañabas a conciertos de bandas que ni te gustaban, como esas diabólicas de Mayhem o Carpathian Forest, sólo por darle gusto y hacerlo feliz. Hoy le dices la neta como va: no te laten y por nada del mundo lo vuelves a acompañar a escuchar a esas bandas horrendas.
CUANDO LO MANDAS A DORMIR A SU CASA
Antes, después de salir quedaban en tu casa para portarse traviesos. Hoy le dices que estás muy cansada y lo mandas a dormir a la suya, así, sin miramientos.
CUANDO YA NO TE ACUERDAS DE ESO QUE LE GUSTABA
Antes, te sabías todos sus gustos, su película favorita, la canción que más le gustaba, la comida que le fascinaba. Ahora, no podrías decir ni cómo le gusta vestirse, porque ni en eso te fijas ya.
CUANDO LO REGAÑAS POR TODO
Antes, pasabas por alto pequeños defectos y errores, o los platicaban y todo quedaba en santa paz. Hoy, te has vuelto más intolerante a sus equivocaciones.
CUANDO YA NO TE IMPORTA LO QUE LE PASE
Antes, adorabas escuchar lo que le sucedía durante su día Hoy, lo que menos quieres es tener que aguantar que te cuente lo aburrido que estuvo su jornada laboral o sus broncas familiares.